Friday, November 27, 2009

POLEMICA DE LA DESAPARICION DE LA CORONA GUADALUPANA

En el siguiente articulo de 1896, se publico para la defensa de la verdad que todos conocían, pero ya sabemos el modus operandi de la institución católica, que quisieron hacer mirar la desaparición de la corona en la pintura de la Guadalupana como un milagro de intervención divina, para seguir dándole mas poderes a dicha imagen, y decir que era necesario que por orden pontifica debía ser coronada. Pues no, era solo una artimaña maquiavélica, para dar mas credito a la idolatría y sacar mas provecho en las arcas de la basílica de la ciudad de México. A continuación compruebo con este articulo como el mismo periódico de aquella época, hacia escandalo para rechazar el engaño que el clero estaba haciendo, tras el ayate guadalupano.

EL DESPERTADOR (Semanario)
Núm. 2 Cuernavaca, Enero 8 de 1896, Tomo 1.
Página 9

La Descoronación de la imagen de N. S. de Guadalupe, y el sentir del Señor Dr. D. Agustín de la Rosa.

El Heraldo de Guadalajara dice:
“Nadie ignora que el benemérito e ilustre sabio jalisciense cuyo nombre queda escrito y que es tan eminente teólogo como filólogo incomparable, es también uno de los guadalupanos más insignes y defensor celosísimo de la Aparición de Nuestra Señora en el Tepeyacatl: testimonios irrechazables de su ardor por todo lo que se refiere al culto de la Virgen de Guadalupe…
Pues bien, hoy que se ventila con ardor la cuestión de si desapareció por obra natural o sobrenatural la corona de la santa imagen Guadalupana, nos parece importantísimo conocer la opinión que sobre el asunto tiene ese gran sabio, pues ella servirá mucho para disipar las dudas de los fieles, ya que los prelados eclesiásticos no pronuncian todavía decisión alguna.
Varias veces hemos tenido la honra de tratar sobre la desaparición de la Corona con el insigne Sr. Dr. De la Rosa, quien nos ha manifestado, asi como a otras muchas personas, que su sentir es:
Primero: que teológicamente se infiere que no se verifico esa desaparición por obra de milagro; y segundo, que tuvo que suceder por obra humana.
Apoya el Sr. De la Rosa ambas proposiciones con copiosísimas razones.
Aunque no hemos solicitado autorización para revelar las opiniones que en la materia profesa el gran sabio jalisciense, procedemos en este caso con indiscreción porque creemos que así prestamos un buen servicio a la causa de la verdad y recibirá al mismo tiempo un gran golpe la indigna superchería con que se trata de engañar a los católicos.
Humildemente pedimos perdón, por lo demás, al Sr. De la Rosa, por la libertad que nos tomamos.”

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